¿Por qué no incluir también desde la edad?
"La diversidad también está en la edad."
En medio de unas semanas en las que, como suele suceder en la Argentina, está pasando de todo, vale la pena quedarse con una noticia completamente al margen de la cruda e imparable realidad: un estudio recientemente realizado en Estados Unidos indica que, de los 20 actores por los que el público decide ir al cine a ver una película —los que nos hacen salir de casa, no los favoritos o los más queridos—, solo uno tiene menos de 40 años. Y por poco, ya que Chris Hemsworth (de él se trata, quien encarna a Thor en las películas de Marvel) los cumplirá en agosto.
Si bien el estudio tiene como destinataria a la industria cinematográfica y deja apuntes muy interesantes sobre el star system y el recambio generacional, que el promedio de edad de esas 20 estrellas —de Tom Cruise, el líder, a Hemsworth— sea de más de 57 años es un dato tremendamente impactante. Especialmente si consideramos estas últimas décadas de exaltación extrema de la juventud como un valor en sí mismo.
El mercado laboral suele operar muchas veces en las antípodas de lo que hace Hollywood o, al menos, lo que parece elegir el público que consume sus películas. Hay que decirlo: la diversidad también está en la edad de quienes forman parte de un equipo. Si nos pareció genial que hace ya un par de décadas una multinacional contratara a señoras mayores para trabajar en las boleterías de sus cines, si nos emocionamos por las historias de personas de más de 60 que empezaron a estudiar programación o pudieron reinsertarse en algún puesto que nuestra mente asocia habitualmente con alguien joven, ¿por qué no aportar desde nuestro lugar a incluir también desde la edad? ¿Lo hacen en tu empresa?
¿Cómo hace un líder para gestionar con eficacia el trabajo de los más jóvenes con el de los más veteranos? ¿Cuáles son las estrategias para articular experiencia con innovación o conocimiento con creatividad?
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