Un caso de storytelling
"UNA COMUNICACIÓN HONESTA Y RELEVANTE, EL RETO DE NUESTRO TIEMPO"
Un narcotraficante salta en paracaídas sobre un bosque. Lleva un bolso lleno de cocaína. El paracaídas falla, el criminal muere y el bolso es devorado por un oso, que muere pocos minutos después. Esa es la breve y llamativa historia real que inspiró Cocaine Bear —tal su elocuente título original—, una película que concitó la atención del público en las últimas semanas y que tomó aquel suceso apenas como punto de partida para construir un relato con la escala y la extensión que exige el cine. Es decir: un caso de storytelling —en el sentido más literal del término— que se nutrió de mucha fantasía para lograr una película que recibió críticas dispares, pero cuya acción desenfrenada fue reconocida por todos. Un proceso creativo válido, sobre todo para una película cuyo propósito es el puro entretenimiento.
Pero lo que permite que muchos disfruten tanto de esa obra puede ser muy nocivo a la hora de desarrollar el storytelling de una compañía. Y es que como público estamos a la defensiva, incluso si somos la audiencia interna de una organización. Si no reconocemos las sobrepromesas, el «humo», seguro que vamos a desconfiar de cualquier mensaje que recibamos. Y eso tiene que ver con los centenares de mensajes apenas inspirados en hechos reales y luego anabolizados que hemos recibido. Por eso, qué refrescante es ver que en los últimos años son cada vez más los profesionales y las empresas que apuestan por la honestidad en su comunicación. Primero, porque la vuelve más auténtica y eficaz. Y segundo, porque cualquier historia de emprendedorismo es valiosa y merece ser contada.
¿Cuáles son sus estrategias para construir una comunicación honesta y a la vez relevante para el público?
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