A tres años de la masificación del teletrabajo y el surgimiento de los modelos laborales híbridos, ¿qué balance hacemos de esas novedades?
"EN BUSCA DEL HÍBRIDO DESENCHUFABLE"
De la mano de la industria automotriz, la palabra «híbrido» se volvió mucho más familiar para el gran público. Las tecnologías fueron evolucionando y hoy son cada vez más los vehículos «híbridos enchufables», que combinan un motor de combustión, otro eléctrico y una batería de alta capacidad.
Claro que, en los últimos años, el término «híbrido» llegó también con mucho ímpetu al mundo laboral —y al académico— para referirnos a las nuevas modalidades de trabajo que combinan la presencialidad con la virtualidad y horarios y dinámicas más flexibles. Es un concepto que, en mayor o menor medida, llegó para quedarse. Pero pasadas la novedad y las sensaciones iniciales, llega el momento de reflexionar sobre las ventajas y las desventajas de esta manera de vincularnos con nuestro trabajo. ¿Cómo resulta el balance? ¿Sentimos que estamos mejor, igual o peor? ¿Logramos establecer los límites necesarios para que nuestro compromiso con el trabajo y nuestra dinámica hogareña o familiar no se alteren entre sí? ¿O sentimos que llegó el momento de hacer al revés que los autos y buscar una forma de trabajo que pueda seguir siendo híbrida pero también «desenchufable»? ¿Qué estrategias tenés vos para desconectarte? ¿Qué recursos manejan en tu empresa para ayudar a sus colaboradores a gestionar sus tiempos?
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